El aprovechamiento de los cereales para fabricar pan ha sido una constante desde la prehistoria. Primero para moler granos se unilizaban dos piedras planas, después los molinos manuales de ruedas circulares.
Los molinos hidráulicos aparecieron en Asturias en los siglos XI-XII, pero su cantidad se aumentó bruscamente en el siglo XVII con el crecimiento de popularidad de maíz. El maíz entró en España por el puerto de Tapia de la mano del marino y gobernador de la Florida Gonzalo Méndez de Cancio.
Los pequeños molinos de un rodezno, puestos en ríos o riachuelos, aprovechando el desnivel, eran los más populares en Asturias. Su explotación podía ser en régimen de vecería (turnos de los popietarios) o de maquila (pago en especie con parte del grano a moler).
Las cosechas, recogidas a finales de verano, eran molidas cuando las lluvias proporcionaban el agua suficiente para mover los mecanismos de los molinos.
Por lo general los molinos suelen ser construcciones de planta rectangular, realizadas con el uso de materiales constructivos recogidos del entorno (piedra, madera, barro), con un solo hueco de acceso, con cubierta a dos aguas.
El molino de Bandujo, Proaza:
El molino de Bermiego, Quirós:
Molino de arriba, Oneta, Navia:
Molino de abajo, Oneta, Navia:
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